Por Tamara Perelmuter.
en marcha
El miércoles 16 de
noviembre Javier y Arturo Juárez, sicarios del empresario Ciccioli,
asesinaron de un disparo a Cristián Ferreyra e hirieron de gravedad a
otro militante de MOCASE - Vía Campesina, ambos de la comunidad San
Antonio de Santiago del Estero.
Sin embargo, no se trata de un hecho aislado. La
provincia de Santiago del Estero fue la primera en la región extra-
pampeana que incorporó en forma extensiva e intensiva la producción a
través del paquete tecnológico de la soja. Desde la campaña 1992-1993 a
2010, la superficie sembrada de soja se incrementó en un 300%. En 2011
la producción ocupa más de 1 millón de hectáreas.
Esto ha implicado un cambio abismal en las relaciones de producción,
no sólo por las características particulares del cultivo de la soja,
sino también porque la implementación de este cultivo ha sustituido al
algodón y otros tipos de cultivos. De esta manera, tierras habitadas
tradicionalmente por comunidades campesinas comenzaron a ser ansiadas
por empresas del agronegocio para la expansión en la zona. A mediados de
los '80 aconteció una primer oleada sistemática de desalojos de tierras
a familias rurales, situación que se recrudeció a mediados de los 90
con la entrada de la soja transgénica y el corrimiento de la frontera
agraria.
El 4 de agosto de 1990, en la localidad de Quimilí, se oficializó la
conformación del MOCASE: la defensa de la tierra es el eje central de
sus luchas. A los continuos intentos de desalojos las comunidades
respondieron con organización, resistencia e incluso retomas de campos.
En los últimos tiempos, los campesinos santiagueños vienen
resistiendo los constantes intentos de desalojo por parte de
empresarios. El método común que estos emplean es contratar matones
armados para realizar amedrentamientos. Algunos de los ejemplos más
recientes son la detención arbitraria de Ricardo Cuellar, el atentado a
la FM Pajsachama, la quema de ranchos y pertenencias de campesinos de la
CCCOPAL, una de las centrales de la organización. El MOCASE, a través
de un comunicado de prensa argumentó sobre el motivo que los pone en
resistencia permanente: “esto ocurre con complicidad y alevosía de parte
de autoridades provinciales y funcionarios del poder judicial e
instituciones como la dirección provincial de bosque, quien autorizó el
desmonte en un lugar donde viven familias campesinas indígenas de varias
generaciones”.
Hoy el MOCASE es una referencia para decenas de organizaciones que
nacieron en los últimos años. También es uno de los pilares en la
conformación del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), una
experiencia novedosa de organización rural del país de la que participan
unas 15.000 familias de ocho provincias y que demuestran día a día que
la tierra tiene y debe ser de quien la trabaja, la habita y la defiende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario