Este domingo votemos a Camino Popular (CABA)
y al Frente Ciudad Nueva (La Plata)
y al Frente Ciudad Nueva (La Plata)
Frente a las elecciones legislativas del 27 de octubre, creemos necesario realizar un breve análisis de los diferentes proyectos en juego en estos comicios, ya que consideramos que las luchas que nuestro pueblo libra deben también reflejarse en el terreno del Estado, y son las elecciones uno de los momentos donde podemos hacer oír esas demandas y esas luchas en la institucionalidad vigente, apostando también a su profunda transformación democrática.
En la Ciudad de Buenos Aires estamos viviendo un proyecto
marcadamente antipopular, que enmascara tras un maquillaje de propuestas
“verdes” y modernizadoras, la construcción de una ciudad cada vez más
excluyente. Bajo la idea de convertir a Buenos Aires en una “ciudad
global”, “competitiva” y de atraer mayores inversiones
extranjeras, se ha puesto por encima de la soberanía popular (la
capacidad del pueblo de ejercer su poder y decidir cómo se utilizan sus bienes
comunes) las demandas del capital inmobiliario. Con esa lógica, se vienen
produciendo grandes transformaciones en nuestra ciudad que solo satisfacen los
intereses de estos sectores y de uno pequeño de nuestra sociedad que tiene el
capital para invertir en propiedades como reserva de valor.
De este proceso no es responsable únicamente la gestión del PRO, sino
también las gestiones anteriores (Ibarra, hoy en Alternativa Popular
colectora del Kirchnerismo). En el año 2002 Ibarra firmó con el entonces
presidente Duhalde, convenios para transferir terrenos a la Corporación Antiguo
Puerto Madero SA, entregando tierra pública a bajo precio que luego será
valorizada de manera privada. Lo distintivo del PRO es la “radicalidad” que le
ha impreso a esta mercantilización de la ciudad, que se expresa en la cantidad
de megaproyectos planeados para la ciudad y muchos de los cuales son ejecutados
de manera totalmente antidemocrática, negando la posibilidad de participación
popular. El episodio donde esto se ha visto con mayor claridad fue cuando el
año pasado se aprobó un paquete de leyes de alto impacto urbano, donde la
efectiva participación de los vecinos se vio imposibilitada.
Por otro lado, la postura oficial del kirchnerismo ante estos grandes
proyectos urbanos no difiere en términos generales de la del PRO. La gran
mayoría de los legisladores del Interbloque Kirchnerista (FPV +
aliados) los han aprobado. Esto creemos que no es nada
sorprendente, viendo que en diferentes municipios del Conurbano bonaerense
también se vienen entregando tierras públicas para diferentes emprendimientos
inmobiliarios, y en todos esos casos la posición del kirchnerismo es similar a
la adoptada en la CABA. En Vicente López aprobaron modificaciones para
favorecer la construcción de un Vial Costero y la entrega de tierras públicas a
la medida de nuevos proyectos inmobiliarios; en Avellaneda-Quilmes han
promovido el proyecto “Nueva Costa del Plata” que el Grupo Techint quiere
realizar apropiándose así de toda una franja costera declarada Reserva
Ecológica; en Esteban Echeverría cedieron 60 hectáreas de la Reserva Natural
“Laguna de Rocha” a los clubes de Racing y Boca Juniors para la construcción de
Ciudades Deportivas (lo cual podría inundar barriadas humildes de la zona); en
la ciudad de La Plata el rumbo que sigue Bruera se da bajo los mismos patrones,
y los efectos están a la vista de todos: destrucción del patrimonio urbano e
inundaciones trágicas.
Por
el lado del Frente Renovador de Sergio Massa, tampoco se ven
diferencias con los otros proyectos y podemos verlo en la intendencia de
Tigre con un modelo segregador y privatista, donde los grandes barrios
cerrados y la expropiación de tierras y humedales son moneda corriente. Los
principales beneficiados son las constructoras Constantini (Nordelta) y Eidico
(Santa María y Santa Bárbara). Estos socios del “Massismo” están a la cabeza
del acaparamiento del suelo y el agua y la destrucción del hábitat natural en
el Partido de Tigre.
No
podemos decir menos de UNEN, cuando en la provincia de
Santa Fe, gobernada por Binner se reproducen similares situaciones con las
mejores tierras entregadas a los gigantes del sector inmobiliario asociados
al capital financiero, como sucede en la ciudad de Rosario o la ciudad de Santa
Fe, donde el ex intendente y jefe del partido radical a nivel nacional, Mario
Barletta, comenzó un proyecto para apoderarse de los terrenos ferroviarios del
puerto y venderlos al mercado inmobiliario. Hoy día puede verse como de 70
hectáreas que tenía el puerto solo 20 son destinadas al uso portuario, mientras
que las restantes 50 han sido transformadas en un nuevo Puerto Madero.
En todos estos proyectos se expresa un modelo de ciudad que es la cara urbana
(o antiurbana en sentido estricto) de un modelo económico basado en la
obtención de mayores rentas del suelo, tal como ocurre con
las diferentes caras del extractivismo (agronegocios, megaminería,
explotación petrolera), siendo esta otra de las grandes coincidencias entre
estos proyectos políticos. Las rentas así obtenidas son invertidas
principalmente en las ciudades, donde se busca a partir de la especulación
inmobiliaria obtener nuevas rentas (urbanas), generando desplazamiento y
expulsión de población local, marginalidad urbana y el encarecimiento del coste
de vida por el aumento de la vivienda para compra o alquiler. Pero por sobre
todas las cosas, se genera una sociedad donde quienes deciden como se ordena
nuestra vida, nuestro territorio, son las grandes empresas, que siguen
concentrando no solo el dinero, sino el poder, que solo podrá ser enfrentado con
más poder en manos del pueblo.
Frente a ello, es que no consideramos a ninguno de estos proyectos
como “alternativas” para la construcción de una sociedad más justa,
donde los bienes comunes sean destinados a un uso colectivo para
satisfacer las necesidades sociales y no para ser commodities. En cambio,
consideramos que son las organizaciones populares las que deben marcar el rumbo
de una “alternativa”. En esta ocasión, varias organizaciones surgidas de la
gesta del 2001, además de la construcción cotidiana en barrios, en
sindicatos, en escuelas y universidades, en bachilleratos populares
y en cooperativas, han decidido dar la pelea en el terreno electoral. Desde
el ecologismo popular, desde la lucha en defensa de los bienes comunes, creemos
que es necesario darle a nuestras luchas un mayor contenido político, disputar
poder para que no sigan decidiendo sobre nosotros los partidos tradicionales y
los políticos profesionales. Estamos convencidos de que la lucha contra el
saqueo, la contaminación, por la soberanía alimentaria y por cada una de las
causas que nos proponemos, son luchas políticas y que deben plantearse como
parte central de un proyecto político de los sectores populares que interpele a
las mayorías, y que como tal dispute en todos los planos, incluyendo los
institucionales. Es por esto que celebramos y apoyamos la decisión de
organizaciones hermanas de presentarse a elecciones en esta oportunidad.
Llamamos
a votar en Capital Federal al frente Camino Popular, donde muchas de
estas organizaciones se han nucleado (Marea Popular, Camino de los Libres,
Hijos del Pueblo, MTE, y otras).También llamamos a votar al frente Ciudad
Nueva en La Plata, donde los compañeros del FPDS-CN (con otras fuerzas) han
puesto en marcha esa nueva experiencia política, verdadera sorpresa en las PASO
locales. Nos posicionamos por estas fuerzas no solo por el recorrido común que
tenemos, sino porque creemos que es necesario y posible construir por fuera
de los partidos tradicionales, pero sin caer en sectarismos, sin despreciar los
procesos que los pueblos de Nuestramerica vienen realizando, con dificultades y
contradicciones, pero en pos de mayor integración y unidad contra el
saqueo que producen las transnacionales en cada uno de nuestros países y
territorios. Así mismo creemos que es necesario mayores esfuerzos para
la unidad entre quienes buscamos transitar este camino, vengamos de la
militancia social o de diferentes tradiciones políticas.
Construyendo ecología popular
para el cambio social
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